viernes, 11 de septiembre de 2009

Trinchera encriptada

¿En dónde estarás? ¿Cuál será la guarida que te aparta de cualquier agresor, de cualquiera de los soldados entrenados para la defensa?
¿Cuál es el pergamino que traes bajo el brazo?
¿Quién te envía?
¿No te bastó con las tierras que te llevaste en aquél entonces?
¿No te bastó saber que por ello tuvo que aprender a cultivar en otros sitios a pesar de las tempestades del tiempo?
¿Y todo lo que construyó en este tiempo? ¿No te alcanzó para dejarla en paz?
¿Por qué te presentas con un manto de sombra, de enigma?
¿Serás como el Minotauro original o serás como El Asterión de Borges?
¿Por qué te empecinás en succionarle el alma?
¿Es que estás enojado porque te da la espalda?
Pero no podía dialogar sólo con vos, sino se olvidaba del mundo.
¿Por qué eres pensado como hombre? Será por el fruto de la construcción colectiva de género que agravia nuestro tiempo.
!Calla, calla niña! Recupera la calma. Debes ser sensata. Olvídate de la furia y dialógale. Sólo así sabrás que es lo que quiere.


Depender.
Encarrilar, encasillar, encausar, enfocar… Parecen ser las palabras predilectas del suceso.
¿karma? Introspección. Retrospección.

Un auditorio lleno de gente conocida. Un palco con una cuerda reluciente a la espera. A la espera del cuerpo que le diera peso para cerrarse y asfixiar.
Desconocimiento de todos hacia el centro.
Y en el instante esperado, ansiado la catástrofe. Negación y escape de lo impuesto..

No reniega de los sueños, en ellos radica lo más puro del alma humana perturbada por la anestesia del presente moderno. Lo más esencial del conocimiento humano. Los mensajes divinos.

Desde aquel entonces lo único que deseó fue que el día acabara para poder desprenderse del cuerpo, de la razón.
Allí comenzaba a flotar…..
Al día siguiente, la primeridad la sacaba del ensueño y allí estaba. Con los ojos recién apabullados de luz y el cuerpo tembloroso. La respiración agitada y el deseo de no vivir.

Las palabras rodando en el tiempo. Como una hoja arrastrada por la corriente del río que luego de atravesar un remolino reposa, se estanca y se convierte en otra hoja, en otra palabra, en otro sentido.
Ella ya no es la misma, ni sus sentidos son los mismos. Ha encausado el sentimiento en la razón y ha recuperado la voluntad.
Haciéndose cargo de su deseo que parece hace tiempo estaba mareado. Vivir.