domingo, 6 de julio de 2008

CANDOMBE


Fuerza interior que viene desde adentro y que se expande por las manos haciendo sonar los tambores. Tambores que cantan y no tienen ritmo, que tienen historia y no son simplemente el recuerdo de barriles de yerba que venían de Brasil.

Historia vecina, compañera. Se siente, el significante está a flor de piel pero cuesta ubicar el significado.

Adentro de los tambores se esconde la memoria del negro esclavo, del negro latino, del negro insurgente que se hizo presente a través de su arte.

Manos hinchadas, llenas de sangre, algunas otras con la sangre asomada en la palma pero golpeando sin cesar.

En un rincón de la Boca, una Llamada donde el caminar se pierde de vista para darle lugar al movimiento, el baile, las sonrisas y las miradas perdidas de quienes tocan, sumergidas, hipnotizadas por los cantos de sus tambores.

Todo esto se pierde en el discurso pero se deja decir en el relato. Ajeno y perteneciente a la vez. A lo mejor los espíritus de aquellos negros inspiran el movimiento y siguen motivando (más allá de su muerte) a aquellos espíritus de libertad, que siendo sábado a la noche se despojaron del estar preparandose para salir al circo que el mundo capitalista les propone y eligieron seducirse por la música.

12 de la noche, la boca está en silencio. Sin turistas. Un par de perros bagabundos, algunos borrachos, los vecinos asomados en sus balcones. Cada uno en su universo, pero las diferencias que los separan se borraron ante la llegada de los tambores. La sonrisa, la música y el baile fue la plataforma en la que todos se reconocieron.
Será por todo esto que quienes invadieron siempre creyeron que America mantenía una relación íntima con el diablo?
Será por todo esto que creyeron urgente liberarnos, despojandonos de todo lo nuestro?
Será por todo esto que aniquilaron nuestros dioses para imponernos su dios castrador?
Pero... que puedo decir yo que vengo de ellos?
Como hacen los blancos en el carnaval en Uruguay, elijo pintarme la cara de negro para quedar todos iguales. Elijo pintarme la piel de lo que no me tocó ser en esta vida. Y sobre todo elijo reivindicar todo aquello propio de America que miserablemente fue arrancado.

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